The COMM

¿Se acabará alguna vez este año 2020?

En Nochevieja de 2019 el mundo entero se reunió para celebrar la entrada del nuevo año juntos. Ahora estamos en 2020 y muchos pensamos: ¿De verdad nos quedamos hasta tarde y gritamos “feliz Año Nuevo” para esto? Porque según el sistema de alineamiento de Dragones y mazmorras, 2020 lleva todo el año siendo Chaotic Evil. Solo llevamos unos pocos meses y ya nos hemos encontrado con: las muertes trágicas de Kobe y Gigi Bryant; el vertido de petróleo en un río del Círculo Polar Ártico; el influyente magnate Jimmy Lai se convirtió en el primer arrestado de gran repercusión siguiendo la ley de seguridad nacional de Hong Kong; Chadwick Boseman, que encarnaba al superhéroe de Marvel, falleció; el pentágono reveló material oculto sobre OVNIs.

No importa cuántas veces nos preguntemos si habrá terminado ya el 2020 (is2020over.com), la respuesta siempre es un rotundo “no”. Puesto que estamos viviendo muchas vicisitudes en la Tierra, ¿ha llegado la hora de dejar el planeta para siempre? Sí, sabemos que todavía no podemos ir, pero perdonadnos por soñar.

“Cerrar los ojos y desear que pare el cambio climático
no lo detendrá, pero OK, boomer”.

Los científicos nos advirtieron sobre el cambio climático. ¡Y ahora mirad! ¡¡Langostas!! ¡La plaga se cierne sobre nosotros! El tema del cambio climático sigue estando caliente, tanto literal como figuradamente. Las catástrofes naturales (inundaciones en Yakarta, plagas de langostas en el este de África, los incendios de Australia) se asocian al calentamiento global y las precipitaciones anormales. El cambio climático afecta con mayor severidad a países de Asia, África y el Pacífico. Sin embargo, se ha hecho caso omiso a las advertencias de ecologistas de color (si fueran estudiantes suecas…).

Sea como fuere, nuestras disputas sobre el cambio climático también han revelando una gran brecha generacional. La juventud organiza protestas y alza sus voces en las redes sociales, foros mundiales y muchos sitios más. No obstante, los boomers y la generación X todavía tienen que unirse con una estrategia unilateral. Para el resto de personas parece que la lucha para preservar el planeta solo recayera sobre los hombros de aquellos que tienen que heredarlo. La verdad es sencilla: a menos que pretendan imitar a Putin el Inmortal, los boomers y la generación X no puede seguir malgastando el tiempo. Cerrar los ojos y desear que pare el cambio climático no lo detendrá, pero OK, boomer.

 

Imagen cortesía de Today/NBC.

Mientras teníamos la mirada fijada en la inactividad de los líderes mundiales, la pandemia de COVID-19 nos doblegó. Todos estamos en el mismo bando, pero nuestras respuestas han sido muy desiguales. Se han politizado las mascarillas porque por lo visto “¿van en contra de los derechos civiles (y la voluntad de Dios)…?” No hace falta señalar las falacias en esa afirmación, así que sigamos. En Japón y otros países asiáticos llevar mascarilla era la norma, y sigue siéndolo. Se tomó con tanta seriedad al comienzo de la pandemia que surgió un tipo de policía autoproclamada “de la distancia social” (en su mayoría formada por gente mayor) en Japón. Si no lleváis la mascarilla, preparaos para sufrir su ira.

Muchos todavía creen que el virus está causado por la tecnología 5G y hay muchas Karen por todos lados que piden el final del distanciamiento social para ir a cortarse el pelo.

Como si todo no estuviera patas arriba, la falta de unidad que encontramos en cuanto al cambio climático ha aparecido también con la pandemia. Los gobiernos de Tsai, Merkel y Ardern siguen mostrando que pueden abordarlo con empatía, mientras que Trump y Bolsonaro no paran de atacar con un machismo exagerado, manipulación y mentiras. La incompetencia de los líderes mundiales (*cof, cof* el proclamado líder americanito) y la falta de solidaridad a pesar de luchar contra un enemigo común ha mermado nuestras esperanzas de que todo vuelva a la normalidad pronto.

 

Imagen cortesía de Kim Kyung-Hoon/Reuters.

Y por si pensabais que ya no podíamos soportar más malas noticias, ocurrió lo de George Floyd. A medida que se difundían por las redes sociales las noticias de otra muerte sin sentido de una persona negra a manos de la policía, el apoyo mundial no tardó en llegar. Se organizaron protestas en Londres, Berlín, Estocolmo, Tokio, Johannesburgo y muchos más. Los fans incondicionales del K-pop armaron sus cámaras para desmantelar las aplicaciones de la policía y desbaratar muchos hashtags racistas en las redes sociales. Los Army de BTS destinaron la donación de un millón de dólares de la banda a la organización Black Lives Matter en solo un día. Alzaron sus voces con la frase “No puedo respirar”, cientos marcharon por Shibuya en muestra de apoyo al movimiento BLM y un hombre kurdo acabó herido a manos de la policía.

Sin embargo, muchos cayeron en la trampa del activismo performativo a través de redes sociales. Rápidamente el Blackout Tuesday perdió su sentido cuando el hashtag #blacklivesmatter se opacó con imágenes en negro que taparon la información primordial sobre las protestas y demandas, así como la documentación sobre la violencia policial. Sobra decir que todavía hay que recorrer un largo camino. El racismo no termina con una publicación en Instagram, derribando una estatua o con una protesta.

Durante la tarde del 4 de agosto, dos poderosas explosiones destruyeron el puerto de Beirut. Pronto descubriríamos que la causa fue 2750 toneladas de nitrato de amonio… y toda la clase política corrupta de Líbano. Dejaron tirado al pueblo libanés y tuvieron que salir a las calles pidiendo represalias por años de negligencia, inactividad y codicia.

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Si contemplamos el año, la esperanza parece un lujo. Desde el cambio climático hasta la pandemia, y todo el malestar civil, parece como si en 2020 alguien hubiera dejado salir todo lo que hemos metido debajo de la alfombra. No obstante, también puede significar el inicio de la redención de la humanidad. Los confinamientos han ocasionado un descenso en las emisiones de CO2. La pandemia ha remarcado y destapado las injusticias sociales existentes. Además, nos ha mostrado que cuidarnos, como base de cada acción, puede marcar la diferencia. Las protestas por todo el mundo han renovado la fe en la posibilidad de cambiar y nos ha recordado que la gente puede conseguir grandes cosas.

Quizás 2020 sea la oportunidad de esforzarnos más aquí en vez de buscar una razón para dejar la Tierra. Como dijo el tío Iroh: “La vida puede ser como este túnel oscuro, no siempre puedes ver la luz al final del camino… pero si sigues adelante, puedes llegar a un lugar mejor”. Si nos quedamos en la Tierra, tendremos la oportunidad de iniciar cambios estructurales que perseverarán. Pero sinceramente, ¿podemos saltarnos todo lo del túnel oscuro y pasar ya al 2021?

 

Escrito por Vania, traducido por Ismael.
Imagen destacada cortesía de @vanwidih.

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