Bienvenidos al país de las maravillas Kitsch y Kawaii de Océane
La mejor manera de describir a Océane probablemente sea “urraca”. Su habitación es una mezcla de todo. Hello Kitty por aquí, Sailor Moon por ahí y Macoto Takahashi entre medias. ¡Es como una exposición de objetos kitsch y kawaii! La historia no ha sido siempre amable con las urracas; el folclore británico las asoció con la brujería, aunque quizá haya algo de cierto en eso. Océane hila una red de magia brillante, rosa y femenina. Tiene una habitación que, a primera vista, parece un revoltijo de recuerdos transformado en su propio país de las maravillas. Nos hemos puesto al día con Océane para charlar sobre la evolución de su estilo, los universos codificados de forma femenina y la ropa de muñeca.
La última vez que hablamos contigo, habías decidido convertirte en un museo después de que te echaran de un museo en París por parecerte demasiado a las obras. ¿Cómo va eso?
¡La verdad es que casi había olvidado esa historia! Mi estilo ha evolucionado bastante desde entonces. Ya no me veo llevando bolsas con estampados de cuadros de museo, lo cual me ahorrará ese tipo de problemas, jajajaja.
¿Nos puedes contar cómo ha sido la vida de una estilista y diseñadora durante la pandemia en Francia?
Debo decir que tuve bastante suerte, terminé mis prácticas dos días antes del primer confinamiento. La pandemia me ha permitido retomar el diseño y desarrollar mi marca, Belle Lurette. Tener tanto tiempo para pensar demasiado es agotador psicológicamente, pero siento que he crecido y estoy teniendo éxito con mis diseños.
Háblanos de la primera vez que te encontraste con la moda alternativa japonesa.
Fue justo al principio de tener acceso a Internet, yo tendría unos 11 años. Estaba totalmente obsesionada con el anime Doremi. Pasaba mucho tiempo buscando imágenes de los personajes. Un día encontré una imagen escaneada de una revista de moda japonesa, sería Kera o FRUiTS, no recuerdo cuál. La persona de la foto llevaba un bolso de Doremi y un conjunto de estilo Decora. Pensé que ese tipo de ropa podría llevarla la gente en la vida real, y ahí comencé a aprender sobre los diferentes géneros de la moda japonesa.
Solías utilizar el estilo Lolita pero luego pasaste a la estética Y2K inspirada en el Rococó. ¿Qué inspiró ese cambio?
Con el tiempo, las nuevas referencias y experiencias han hecho que mi estilo evolucione. Me gusta verlo crecer y evolucionar conmigo, aunque siento que el núcleo sigue siendo el mismo. Todavía me gusta el Lolita, pero esa silueta tan codificada me ha impedido experimentarlo al completo. Prefiero incorporarlo a través de unos toques en mis conjuntos sin hacer un look completo. Me permite crear algo muy personal con lo que me puedo identificar.
El período Rococó se ha presentado siempre como bello, ingenioso, coqueto y alegre. ¿Son algunos de los elementos que te atrajeron del estilo?
Siempre me ha atraído el universo femenino muy codificado como de “chicas”. Sin embargo, cuando era joven era algo que no se veía con buenos ojos, que se tenía que ocultar porque era una cultura que no se consideraba legítima. Descubrí el Rococó al mismo tiempo que el estilo Lolita, y realmente me encontré en este movimiento que celebra el exceso y lleva la frivolidad al extremo.
El estilo Rococó, en su contexto, se entendía como la manifestación visual del exceso y la opulencia de las clases dirigentes francesas. Viviendo en el siglo XXI, ¿qué atractivo tiene para ti ahora?
Creo que es un mundo bastante refrescante, especialmente durante la pandemia. Con la gran tendencia del Cottagecore en Instagram, el regreso de los 2000, el descubrimiento y el éxito de FRUiTS en las revistas occidentales, siento que la gente en general tiene bastantes ganas de divertirse con su ropa.
Las tiendas de segunda mano son una gran inspiración para ti, y parece que tu habitación está llena de piezas de segunda mano. Háblanos de la primera vez que fuiste a una tienda de esas.
Descubrí las tiendas de segunda mano cuando tenía 16. Me enamoré de la autenticidad del lugar, todas esas épocas, esos estilos mezclados… Lo encuentro muy inspirador y emocionante, nunca sabes si te va a decepcionar la visita o si vas a encontrar una gema. ¡Siempre es una sorpresa!
¿Cuáles son tus cinco artículos indispensables en interiorismo?
En realidad no tengo ningún artículo indispensable, mi decoración solo es una acumulación de todos los objetos que me inspiran y que organizo como mejor veo. Crean un conjunto muy personal para mí. Aunque sí que hay una cosa que caracteriza mi forma de decorar, y es que cuelgo cualquier cosa en las paredes: muñecas, bragas… También puede ser que el tamaño de mi habitación juegue un papel en eso.
¿Puedes contarnos algo sobre tus figuras y muñecas?
La mayoría las encuentro en mercadillos o las recojo de la calle. De hecho me obsesiona más la ropa de las muñecas, normalmente la ropa es lo primero que me atrae. No creo que tenga ninguna favorita en particular, ¡todas tienen una historia diferente!
Háblanos un poco de tu tocador. ¿De verdad utilizas el espejo con filigranas bañado en oro para maquillarte?
¡Siendo sincera, el tocador es sobre todo decorativo, jajaja! Apenas me maquillo allí porque todo mi maquillaje está guardado en otro sitio. Siempre había soñado con tener un tocador y me encontré con este en Leboncoin*, y el precio era genial. Se lo compré a una mujer mayor al final del último confinamiento. ¡Es un tocador italiano de los años 60!
*Página web francesa de anuncios clasificados
¿Hay algún momento en el que tu cuarto no se sienta como una habitación? ¿En qué ocasiones el estilo dificulta vivir ahí?
Realmente no hay nada práctico en mi habitación, es muy pequeña y el más ligero toque puede hacer que se caigan cosas… Lo peor es la balda que tengo encima de la cama, a veces me doy con ella cuando duermo y se me caen las figuras encima… pero va bien con mi personalidad, me gusta el desorden y complicarme la vida, jajaja.
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Introducción y preguntas de Anna, traducido por Ursula.
Imágenes cortesía de Océane Philippe.