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Artículo de reflexión: En defensa de la e-girl

Aquí podéis conocer a la Santísima Trinidad de Internet: Insta Baddie, VSCO girl, y las e-girl, la adición más reciente. Se conoce a las e-girls por su gran uso de colorete, gargantillas, rayas monocromáticas, delineador de ojos atrevido, ojos grandes como los de Bambi y pelo arcoíris. Pero publicar selfies no es lo único que hacen. Las e-girl son las inesperadas heroínas del activismo online, pero no todo el mundo está encantado con su ascenso a la fama. ¿Es todo hostilidad infundada o resentimiento justificado? ¿Las e-girls están arruinando nuestras vidas como dice el YouTuber Corpse Husband, o son las heroínas del activismo social que nunca supimos que necesitábamos?

¿Por qué odia Internet a las e-girls? El término parece bastante inocente, sólo significa una chica que juega en Internet. Pero la implicación subyacente señala que solo buscan llamar la atención de los hombres. Y, efectivamente, muchas e-girls han conseguido aprovecharse de sus devotos fans masculinos vendiendo fotos suyas en Internet, retransmitiendo en Twitch y haciendo vídeos en YouTube, a menudo con el sexo como punto de venta. Las e-girls han levantado muchas cejas en la comunidad de jugadores y han sido rápidamente atacadas por «no ser verdaderas jugadoras». Incluso el estilo de la e-girl se ha convertido en un meme. Su pelo verde teñido y su delineado extremo han sido parodiados hasta la saciedad. ¿Pero no estamos ridiculizando a las mujeres por capitalizar las fantasías masculinas? ¿Y nos burlamos de su moda «cringe» porque la odiamos o porque secretamente queremos llevarla?

 

Image courtesy of Elle.

Además de vestirse y retransmitir en directo, algunas e-girls son destacadas activistas digitales, ¿y no es eso algo estupendo? Con su alcance en las redes sociales, las e-girls difunden la conciencia social como un reguero de pólvora y la gente presta atención. Algunas e-girls realizan donaciones económicas y asisten a protestas sobre el terreno para apoyar las causas que defienden en Internet. Con 2,8 millones de seguidores, la orgullosa «bimbo» de TikTok, Chrissy Chlapecka, es más que una cara conocida en vídeos de Instagram (IGTV) sobre BLM (Black Lives Matter) o una biografía sobre «retirar fondos a la policía». Participa activamente en las protestas, al tiempo que crea contenidos sobre asuntos sociales, amor propio y positividad para las «chicas, gays y géneros no binarios».

Aviva Sofia, otra e-girl con más de 3,7 millones de seguidores en TikTok, no solo hace vídeos de e-girls. Se enorgullece de concienciar sobre los problemas de salud mental en su plataforma y ha organizado retransmisiones benéficas en Twitch, destinando el 100 % de los beneficios al movimiento #blacklivesmatter. Las e-girls no tienen por qué participar en el activismo digital, pero lo hacen de buen grado. Así que si están haciendo todo esto, ¿por qué todo el odio? ¿Por qué las acusaciones de falsos aliados y de ser «guerreras de la justicia social por moda»? Es fácil cuestionar la sinceridad de su activismo con la actual situación online y la presión continua de decir lo que piensan.

 

Image courtesy of BBC.

Al encontrarse en espacios de Internet con un statu quo y unas «reglas» tácitas, las e-girls suelen ser objeto de resentimiento y burla por parte de los trolls de Internet. Aun así, las e-girls publican sus cebos, atrayendo intencionadamente a hombres desesperados para conseguir influencia y dinero. Todos sabemos que hacer este tipo de cosas en Internet es peligroso y, como dice el refrán, «si juegas con fuego, te vas a quemar». Pero ¿significa eso que las e-girls deben recibir el trato que reciben? El acoso online y offline es una oscura realidad a la que se enfrentan muchas e-girls. En 2019, Bianca Devins, una e-girl de 17 años, fue asesinada por un célibe involuntario que hizo tambalear la comunidad online de todo el mundo. Las bandejas de mensajes directos de muchas e-girls están inundadas con amenazas de muerte o mensajes perturbadores procedentes de hombres espeluznantes. Hay que tener en cuenta que generalmente las e-girls son mujeres jóvenes. Claro que las e-girls pueden utilizar a los hombres por dinero, pero ¿significa eso que merecen ser acosadas, o peor, asesinadas?

 

Image courtesy of Sportskeeder.

Las e-girls y la controversia parecen ir de la mano. La toleramos, hasta cierto punto. Pero ¿cuál es exactamente ese punto? La e-girl de TikTok Emmuhlu era muy conocida y apreciada por despotricar sobre las relaciones, la salud mental y la imagen corporal, así como por sus sketches humorísticos feministas. Ella ejemplificaba lo que la gente disfrutaba de TikTok: la comedia y la vulnerabilidad. Entonces, apareció en Internet un vídeo en el que gritaba un insulto racista desde la ventanilla de un coche. Iba en contra del mensaje progresista que representaba su contenido. Poco después, tuvo una disputa con Cardi B, fue denunciada por doxxing y recibió amenazas de muerte. La TikToker Emma Langevin fue señalada por seguir a supremacistas blancos en su cuenta de Twitter menos de 24 horas después de hacerse viral por su acento de Nueva Jersey. Emma aclaró que no estaba de acuerdo con su política, pero que seguía las cuentas para escuchar todos los lados de la discusión.

Entonces, ¿qué acciones polémicas perdonamos? Las e-girls se enfrentan, en última instancia, a la doble carga de tener una reputación online «negativa». No están exentas de la cultura de la cancelación, así que solo hace falta un error y, puf, sus seguidores en las redes sociales desaparecen. Pero, ¿nos apresuramos a condenar a las e-girls por sus errores? ¿Hasta qué punto estamos seguros de que las constantes burlas a las e-girls son legítimas y no un tren de odio? Se puede debatir si sus acciones son reales o si lo hacen para ganar influencia. Al fin y al cabo, las e-girls son solo un personaje online. Sin embargo, tal vez deberíamos averiguar si tenemos una verdadera razón para odiar a las e-girls. Porque tal vez la hostilidad sea un indicio de lo despiadada que es la sociedad a la hora de reprender a las jóvenes seguras de sí mismas y sexualmente independientes.

 

Escrito por Vania, traducido por Ismael.
Imagen destacada cortesía de Vox.

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