Artículo de reflexión: Realización creativa
Seguramente no habrá nadie que no haya considerado la posibilidad de poder vivir de sus aficiones algún día. La generación que creció con las películas Disney y los cuentos de hadas creía que los sueños se hacían realidad. Cuando nos hicimos mayores, el sueño Disney se incendió, se redujo a cenizas y de ellas nació un nuevo fénix: el ajetreo del lado Millenial.
Bueno, no “ajetreo del lado Millenial” como “otro trabajo que no me satisface pero me ayuda a pagar las facturas”, sino más bien un proyecto que te apasiona y que con el tiempo se podría monetizar.
Ahora nuestros sueños se han vuelto algo más realistas: seguimos en nuestro trabajo o nos quedamos en la escuela, y en nuestro tiempo libre hacemos lo que de verdad queremos hacer. Algunos venden sus ilustraciones o diseños de moda en tiendas online, tienen negocios de consultoría, o intentan ser estrellas en redes sociales. Hay espacios sin fin en los negocios que han ocupado los jóvenes (¡gracias, Internet!) para sentirse realizados personalmente en sus vidas. A veces se desploma, a veces es un billete dorado a la libertad que te aleja del infierno corporativo.
Pero hasta que ese momento llega, el desgaste diario continúa. Parece que tener un trabajo solo por pagar las deudas es ya una actitud común en las conversaciones sobre si se trabaja por dinero o por pasión. Con eso viene la expectativa de que no necesitamos disfrutarlo porque todavía estamos esperando a que comiencen nuestras vidas una vez que por fin despeguen los proyectos que nos apasionan.
¿Pero es sano ver tu trabajo como algo que no debería aportar felicidad?
En este número hemos querido presentaros a profesionales que están y no están de acuerdo con esto. Por ejemplo, Misako Aoki, el icono de la moda alternativa japonesa: enfermera de día, fashionista Lolita de noche. Compagina estupendamente dos profesiones a tiempo completo, aparentemente sin querer dejar ninguna a pesar de su éxito en ambas. Para ella, tener un trabajo es tan gratificante como la búsqueda de su creatividad.
Por otro lado, la DJ y bloguera freelance Samantha Mariko, y nuestra propia Choom, dejaron sus empleos y convirtieron su estado de influencer y su creativo espíritu emprendedor en su trabajo principal. Comenzó trabajando en Japón como profesora y se convirtió en la editora jefa de su propia revista de moda. Choom tenía ganas de dejar atrás los pupitres.
Ahora queremos trasladar esta pregunta a nuestra comunidad. ¿Debería haber separación completa entre nuestra vida laboral y nuestra vida creativa? ¿Cuál sería para vosotros el equilibrio perfecto?
¡Hacednos saber lo que pensáis! ¡Y aseguraos de etiquetarnos en Instagram en vuestros mejores conjuntos kawaii corporativos con nuestro hashtag #thecommoffline!
Escrito por Ecre, traducido por Úrsula.
Imagen cortesía de Gabrielle Amontree via Twenty20.