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Me quiero más: la tendencia al alza del amor propio radical

Los medios de comunicación nos animan a querernos a nosotros mismos. ¿Pero cuándo fue la última vez que escuchasteis a alguien decir que se quiere? El estrés por todo lo que se nos exige y el trabajo irregular repercuten en nuestra salud mental. Hay demasiado “¡vamos, vamos, vamos!” y poco “¡yo, yo, yo!”. Por eso no sorprende que el amor propio se haya convertido en un tema candente y un recurso para aquellos que tienen problemas de salud mental. Incluso Demi Lovato reconoció que el amor propio radical le había ayudado a recuperarse de su drogodependencia. El problema es que el amor propio se etiqueta como algo espiritual mientras se cobra prácticamente un mes de alquiler por un taller de tres horas sobre amor propio. ¿Este movimiento tiene buenas intenciones o es todo una conspiración hipócrita para sacarnos el dinero?

El amor propio es el compromiso consciente de ser amable con uno mismo, a través de nuestros pensamientos y nuestras acciones. En esencia, el amor propio radical nos invita a aprender a aceptarnos y valorar quiénes somos. No es un ideal (no todo es luz y florecitas), es un estado mental que nos permite tratarnos con compasión. En palabras de la autora pelirrosa Gala Darling, autora de un libro superventas sobre amor propio radical: “En un mundo en el que el autodesprecio es una industria multimillonaria, quererse a uno mismo es un acto revolucionario”. Y esa revolución puede tomar la forma de simples rutinas diarias. Martina Stawski, una de las mitades del dúo Simon and Martina de YouTube, utiliza el hashtag #buildaladder (construye una escalera) para publicitar sus pequeños hábitos diarios de amor propio, como tomar un baño de espuma. Desaprender comportamientos “tóxicos” puede incluir herramientas de cuidado personal como dedicar treinta minutos al día a escribir un diario, meditar o repetir afirmaciones positivas.

 

Imagen cortesía de Hypebae.

En la comunidad global de moda alternativa japonesa, Kawaii Riot es un grupo de creativos sin pelos en la lengua que luchan por un cambio social. Publican sobre amor propio en las redes sociales y consideran la moda alternativa como una forma de rebelión. El amor propio radical ha tenido un gran impacto en Jadedisland escritora y fundadora de Kawaii Riot: “Ese cambio paulatino de creer ‘no valgo nada’ a ‘todo va a estar bien… lo estás haciendo bien’ cambió mi vida y me ayudó a salvarme de querer acabar con ella”.

Sin embargo, un exceso de amor propio nos puede llevar, accidentalmente, al auto-sabotaje. Comer de más y dejar de atender tareas y responsabilidades son algunos ejemplos de cómo se auto sabotea la gente bajo el falso pretexto del amor propio radical. En algunos aspectos el amor propio nos ciega ante la realidad. ¿Recordáis ese episodio de Friends en el que Ross se aferra a un margarita mientras repite “estoy bien” cuando claramente no lo está? Es ridículo sonreír aunque estemos sufriendo porque “solo se admiten las buenas vibraciones”.

 

 

Al igual que el amor propio se ha convertido en una expresión de moda, también ha aumentado el número de “activistas” no cualificados del amor propio que utilizan este movimiento como estética. Los que se suben al vagón de las modas suben regularmente sus rutinas de la mañana a YouTube, ¿pero desde cuándo tiene que ver el amor propio con tu bol de Acai de las 6 de la mañana? Las influencers publican fotos editadas con Facetune con el título “Quiérete tal y como eres”, y un día después publican vlogs sobre su rinoplastia. Esta hipocresía nos deja sin palabras. Jade mantiene una firme postura: el amor propio es más que una sonrisa en las redes sociales. “Si la exhibición del activismo se realiza solo por reconocimiento social o por ‘influencia’, no es activismo”. Los comportamientos que no tienen nada que ver con el amor propio trivializan el movimiento. Si el verdadero amor propio radical trata de mejorar como personas, entonces los influencers, con la documentación constante de su viaje en el amor propio no han entendido el objetivo. “Mirad mi feed zen, vegano y autoestima yogui”. ¡No, no lo vamos a hacer!

La gente que invierte acaba con los bolsillos más ligeros
mientras influencers y empresas se forran.

¿Pero por qué apropiarse de algo que se supone que mejoraría la humanidad? La respuesta es simple: por dinero. Algunos oportunistas han secuestrado el movimiento del amor propio radical y han disfrazado el marketing de autosuperación. La gente que invierte acaba con los bolsillos más ligeros mientras influencers y empresas que no tienen ni idea o que están obsesionados con su carrera se forran. Un ejemplo es la actriz Gwyneth Paltrow y su marca “Goop”. Por apenas 55 dólares vosotros también podéis “emplear el poder del trabajo con la energía, la curación a través de cristales y llevar una práctica física parecida a los ejercicios Kegel”. Goop llegó a un acuerdo de 145 mil dólares ante una demanda por declarar que sus huevos podían regular los ciclos menstruales y Netflix les dio una serie. Y cuando no es Gwyneth Paltrow, es otra influencer sentada en una bañera diciendo que masajear la cara con un limpiador eléctrico es “revolucionario”. ¿Por qué quererse a uno mismo completamente tiene precio? Quizá sea porque al concepto del amor propio se le está despojando de significado para hacer sitio al negocio.

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El amor propio no hace milagros, pero si realmente os queréis, lo que opine el mundo sobre vosotros se convertirá en ruido blanco. A veces la vida os puede parecer como correr en una rueda de hámster, y terminamos siendo desagradables con nosotros mismos en lugar de averiguar qué tenemos que hacer. El amor propio radical no es un selfie #sinmaquillaje. Se trata de dedicarnos algo de tiempo cuando lo necesitamos, ser egoístas con sensatez y, finalmente, declarar de forma incondicional “¡Me quiero!”.

 

Escrito por Ash, traducido por Úrsula.
Imagen destacada cortesía de Ideas TED.

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