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El futuro en 3D

Desde hace mucho tiempo la tecnología ha sido una fiel compañera de la moda. Ya sea en la evolución de la aguja e hilo a la máquina de coser Brother, o los humildes pliegues y giros del shibori reimaginados en bloques de bisutería de colores, la libertad despunta en la pasarela de Dior (en inglés). Posiblemente la colaboraciones más exquisitas entre moda y tecnología se hayan llevado a cabo en el terreno de la alta costura. Supuso el comienzo de la colección 132 5 de Issey Miyake (en inglés), el corte de cuero con láser y la impresión 3D. Pero ¿qué sucede cuando las masas pueden participar en estas innovaciones?

La impresión 3D, o fabricación aditiva, es un proceso por el cual se crea un objeto añadiendo el material capa por capa. Se utiliza un software de modelado para realizar un esquema técnico del producto deseado y entonces se introducen datos de impronta en la impresora 3D y… PUM: objeto tridimensional. El material más común es el plástico, pero también se puede utilizar nylon, acero y resina. Actualmente empleamos la impresión 3D en diversos campos, como el sector alimenticio, la medicina, la robótica, la ingeniería… y la lista sigue. ¿Alguien está interesado en hacer un pastel de ángel con impresión 3D? ¿Quizás un violín? ¿Qué os parece construir una casa con una impresora 3D gigante? ¡Parece haber infinitas posibilidades!

Pero ¿qué pasa con la moda? ¿Qué impacto tiene la impresión 3D en el mundo de la moda? La impresión 3D ya se ha utilizado para crear las modas más innovadoras y exclusivas. Recientemente, la diseñadora de moda holandesa Iris van Herpen se ha puesto al frente de este diálogo entre moda y tecnología. Como pionera en la aplicación de técnicas de impresión 3D, sus espectáculos vanguardistas luchan por darle forma a los aspectos transformadores del mundo que nos rodea. Las piezas clave, como el Water Dress (en inglés) con Daphne Guiness y colecciones de pasarela, como Synesthesia (en inglés), Hybrid Holism (en inglés) y Shift Souls (en inglés), representan este cambio constante.

Hoy en día, las palabras haute couture (“alta costura” en francés) se utilizan con gran frecuencia. Dicho de forma simple, haute couture se refiere al diseño y costura de prendas únicas con las medidas específicas del cliente. Es un club súper exclusivo y súper difícil de entrar. Asimismo, avant-garde indica un acercamiento experimental y poco ortodoxo al arte o la moda. De este paseo por el diccionario podemos sacar el énfasis en la individualidad. Hay un culto a la singularidad en la costura de prendas personalizadas y la experimentación con nuevas ideas y métodos. Además, la actual exclusividad de la impresora 3D no hace más que alimentar esta devoción a la originalidad.

Pero ¿qué ocurre cuando la impresión 3D se vuelve accesible para el ciudadano medio? Imaginad un futuro no muy lejano en el que haya una impresora 3D en cada casa… igual que ocurre ahora con la televisión o el microondas. En las últimas décadas hemos presenciado el declive de la costura en casa. Todos tenemos una máquina de coser de nuestra abuela o tía que lleva en el trastero Dios sabe cuánto tiempo. Pero ¿y si pudiéramos traerlas de vuelta? Como señal del próximo cambio tecnológico de la moda en casa, veríamos a la gente crear artículos personalizados comprando patrones digitales en Vogue y cargándolos en su propias impresoras 3D, en casa. El dominio de dicha tecnología podría provocar que el dueño sea capaz de crear espectáculos tanto avant-garde como haute couture.

La manufactura, la haute couture… siempre han estado asociadas con una calidad exquisita, el arte y la superioridad. Si bien el merchandise siempre se ha asociado con las masas, en gran parte nos topamos con la mediocridad, la funcionalidad y la normalidad.

Básicamente, la generalización de la impresión 3D resultaría en las masas reclamando la exclusividad, personalidad y su idolatría… un nuevo concepto que podríamos acuñar como “costura en masa”.

¿Y la moda callejera? Ahí está el truco. Hace tiempo la moda callejera japonesa se basaba en la individualidad… pero no cualquier tipo, sino la individualidad en los detalles minuciosos. La importante revista FRUiTS se dedicó a archivar esta autoexpresión en su forma más pura. La era de las redes sociales la ha debilitado, pues ahora nos embarcamos en la moda como un conjunto. Esto no quiere decir que alguna vez nos hayamos adentrado en este mundo en solitario; sin embargo, aunque menos tangible, el colectivo es mucho mayor. Lo que colgamos en las redes sociales tiene muchas más referencias y genera más inspiración que en tiempos pasados. Posiblemente, la originalidad sea menor.

Junto con la normalización de la impresora 3D en casa, se acerca la llegada de medios con los que podemos multiplicar por 10 la personalización de nuestro estilo personal. No obstante, no podemos evitar preguntarnos cómo afectará esto a nuestro viaje en la moda como colectivo.

 

Image taken from Iris van Herpen Autumn 2018 Couture Collection, courtesy of Molly SJ Lowe

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